Cuando eramos niños
y los padres
nos negaban diez centavos de fulgor,
a nosotros nos gustaba desterrarnos a los parques
para que vieran que hacíamos falta,
y caminaran tras su corazón
hasta volverse más humildes
y pequeños que nosotros.
¡Entonces era hermoso regresar!
Pero un día
parten de verdad los barcos de juguete
cruzamos corredores, vergûenzas, años
y son las tres de la tarde
y no le sale el sol a la pobreza.
Un día, un impresor misterioso
pone la palabra "tristeza"
en la primera plana de todos los periódicos.
y caminando comprendemos
que estamos en una carcel de muros movedizos
Y es imposible regresar".
de "Las imprecaciones", Manuel Scorza (1955).
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