El lápiz no debiera dejar nunca
la mano del que escribe.
Ahora es un hueso suyo, un dedo suyo.
Y rasca como un dedo, agarra, indica.
Es una rama del pensamiento
y da sus frutos:
ofrece refugio y sombra
Valerio Magreli, Italia, 1957
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2 comentarios:
compltamente deacuerdo.
saludos
saludos a vos, que siempre que pasás aportás
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