De la intimidad que ahora nos asusta
sale el pasado,
sale la espléndida nostalgia,
ejercicio callado del ocaso;
de la valuación de Dios en la plegaria,
para que no estemos uno fuera del otro,
saldrá la amenaza,
celosa corrosión de los gestos
interrumpiendo nuestro abrazo.
¡Oh manoseados sentimientos!
Más y mejor seré yo mismo
cuando guarde de tu boca la idea
y aunque ya no pase del existir a la presencia
igualmente me verás contra tu boca
vigilando la mudanza de los días
hasta que, siendo como yo reliquia,
me ayudes a evitar esta agonía.
Alberto Girri, Argentina, 1919-1991
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